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No caigas en la ilusión del voto salvaje

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La civilización y la cultura siempre implican malestar. "La libertad individuo no es un bien de la cultura, dice Freud, pues era máxima antes de toda cultura, aunque entonces carecía de valor porque el individuo apenas era capaz de defenderla. El desarrollo cultural le impone restricciones, y la justicia exige que nadie escape a ellas" (SF, El malestar en la cultura).  Cultura y civilización implican siempre malestar básicamente porque hay que andar conteniéndose las propias pulsiones para vivir en sociedad. Enhorabuena... Porque liberados a nuestras pulsiones no tendríamos ni sociedad ni familia mucho menos cultura. La ilusión de la libertad consiste en creer que se puede convivir haciendo cada uno lo que se nos canta: una gran fantasía.  Y es cierto que en democracia (cualquier democracia), hay malestar porque debemos convivir con otros que generalmente no son de nuestro agrado y, además, porque no siempre las cosas funcionan bien, y da la impresión que algunos saltan impun

La vuelta del neoliberalismo y la fobia al Estado - Paula Schaer

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  La economía es el método, pero el objetivo es cambiar el alma   Margaret Thatcher   La sociedad no existe   Margaret Thatcher 1.   Javier Milei se presenta como un neoliberal ortodoxo. Hay autores que establecen una diferencia fundamental entre neoliberalismo y liberalismo [1] . Desde esta perspectiva, los treinta años gloriosos en Occidente podrían llamarse también liberales en la medida en que distribución, economía planificada, protección del empleo y del mercado interno eran, en definitiva, formas de garantizar en un determinado contexto el ejercicio de libertades o derechos: derecho a consumir, derecho a trabajar, derecho a estudiar, derecho a la salud, derecho a jubilarse. El keynesianismo fue liberotógeno en la medida en que bajo determinadas circunstancias hizo posible ciertas libertades. ¿Cómo? Con política estatal. 2.        El neoliberalismo que Milei profesa es contemporáneo del New Deal y nació como un diagnóstico alternativo acerca de la Gran Crisis de 192

Massimo Recalcati. ¿Merecemos el Diluvio?

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Robinson (La Repubblica), sábado 25 de abril de 2020 Traducción: Paula Schaer ¿Acaso merecemos el mal a causa de haber hecho el mal? ¿Hemos vuelto maldita la tierra a causa de nuestro maldecir la tierra? ¿Debemos sufrir una devastación de la tierra sin precedentes por haber sido protagonistas de una terrible devastación? Estas son las preguntas principales que el acontecimiento bíblico del diluvio y del profeta Noé relanza con desconcertante actualidad. El diluvio bíblico, ¿no es acaso una de las imágenes míticas más disruptivas de la maldición que golpea al género humano? De su relato sabemos que al origen de la violencia divina que decreta la aniquilación de lo creado a través de la furia de las aguas está la maldad humana que consiste en haber despreciado el don de la creación: “El señor vio que la maldad de los hombres era grande sobre la tierra y cada íntimo intento de su corazón no era otro que mal, siempre” (Gn, 6, 5). La decisión de Dios de recurrir al extremo medio del

Nosotros, los desmalvinizados

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Es cierto. No miro series de Netflix, pero sigo otras. En una de ellas, resulta que hubo un lejano país que libró una Guerra contra un histórico imperio, que luego de una larga trayectoria de piratas, colonos comerciantes de esclavos, se había ensañado con sus propios habitantes, tratando de convencerlos a la fuerza de que lo social no existe, que no hay alternativa, que era el orden de hierro del mercado o nada, que el estado de bienestar debía desaparecer. Sin embargo, en el lejano país se la tuvo por una guerra fallida porque quienes la desencadenaron no estaban legitimados por el pueblo, como si la legitimidad de un hecho pudiera explicarse por su prístino origen... Esa guerra, mal parida, sorprendió sin embargo a los poderosos. Tanto que años después el otrora Imperio reconoció que la guerra había sido una serie de victorias tácticas del pequeño país y una gran derrota estratégica. Por su poder, podía atreverse a decir esas cosas que en el "pequeño" país estaban aún hoy

Una vez en Las Breñas

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Hace unos diez años, visité una escuela rural cercana a una pequeña ciudad del interior de la Provincia de Chaco llamada Las Breñas . La ciudad está ubicada al sudoeste de la Provincia, a unos doscientos kilómetros de Resistencia. Teníamos un vuelo a Corrientes, pero se canceló, y tuvimos que tomar un ómnibus de larga distancia para llegar a tiempo. Recién llegadas pasamos un día y una noche en Resistencia, y de tarde tomamos un colectivo que iba para Tucumán, y que nos dejaba en Las Breñas. Un manto de nubes anaranjadas, casi fluorescentes, custodió nuestro arribo. Esa noche la pasamos en un hotel, curiosamente mucho más moderno y confortable que el de Resistencia, casi completo por huéspedes oriundos de otras Provincias, mayormente de Córdoba, en sendas camionetas cuatro por cuatro que no se condecían con las casitas humildes ni con los asentamientos de los que, como las grandes ciudades, Las Breñas ya podía presumir. Salimos a buscar algo para comer. Por las calles, asfaltadas e i

Un sistema de temer. La crítica de la izquierda a Sanders ofrece un socialismo sin socialismo

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Zizek. 2 de marzo de 2019 Traducción: Paula Schaer ¡Qué sorpresa! Inmediatamente después de que Bernie Sanders anunciara su candidatura para la Presidencia de Estados Unidos surgieron ataques desde todos lados. No sólo de parte del Presidente Trump, quien se refirió a él como un “wacko” [demente]. No sólo de los comentadores de la rama conservadora que usualmente proponen docenas de variaciones sobre el motivo “¿Querés a Sanders de presidente? Mirá Venezuela”. Las calumnias también vienen de los oponentes de centro de partido demócrata. Y leyendo estos comentarios mordaces, inmediatamente nos vemos agobiados por un sentimiento de deja vu . Porque hemos vivido esta situación antes, en el tiempo de las primarias demócratas disputadas entre Sanders y Hillary Clinton. Discutible, la campaña de Clinton contra Sanders alcanzó su punto más bajo cuando Madeline Albright (en campaña por Hillary) dijo: “Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no se ayudan entre

La dimensión estratégica de las luchas feministas en Latinoamérica. A propósito del debate por la visita de Silvia Federici a Chile

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A raíz de la visita de Silvia Federici a la Argentina y Chile, me sorprendió el comentario de la Dra. Alejandra Castillo -filósofa y feminista chilena- en referencia a la presentación en el Teatro Municipal de Valparaíso. La nota (que culmina refiriéndose al “espanto” que le suscitó escuchar a una de las voces más sensatas del feminismo actual -sensata por su visión estratégica de la lucha de las mujeres en el contexto mundial actual) prepara retóricamente el campo de batalla (malentendido) estableciendo, primeramente, una “diferencia generacional” entre su discurso y el de Silvia Federici: los análisis de la feminista italiana hablarían de otros feminismos, otras luchas, otros mundos irreales, es decir, sin efectividad. Quien escuche atentamente las extensas conferencias y entrevistas que Federici ha dado tanto en Argentina como en Chile advertirá que las referencias a la década del setenta son, fundamentalmente, advertencias a los movimientos actuales orientadas a fortalecer una mir